viernes, 20 de mayo de 2011

Caperucita Roja. María Orduña.


Sale en escena una cocina de una casa humilde con una niña con una caperuza roja y la madre con un delantal y el pelo recogido, enfocado con una luz de la mañana)
Madre: Caperucita, hija mía ¿podrías llevarle esta cesta llena de pasteles a tu abuelita?
Caperucita: ¡En seguida voy!
Madre: Pero recuerda que no has de entretenerte, el bosque es muy peligroso para una niña.
Caperucita: (con voz débil) Me voy ya que si no, no llegaré.
(Sale un fondo de un bosque muy frondoso con un camino por el que va caperucita y su cesta, a mitad del camino, animales como pájaros y conejos)
Caperucita: (contenta) Buenos días pajaritos, ¿qué tal todo conejitos?
(Se oyen los ruidos de los animales del bosque)
(De pronto sale el lobo en el bosque)
Lobo: (con voz ronca) ¿A dónde vas niña?
Caperucita: (asustada) A casa de mi abuelita.
(El lobo se va hacia la dirección de casa de la abuelita de caperucita, rápidamente)
Caperucita: (suspirando) Menos mal que ya se ha ido.
(Se queda recogiendo flores en el camino)
(Mientras tanto el lobo llega a casa de la abuelita y toca a la puerta, la casa)
Abuelita: ¿Quién es?
Lobo: (con voz de niña) soy yo, caperucita, abuelita ábreme.
Abuelita: Pasa está abierto.
(En la escena sale la abuelita dentro de la cama, con un gorro rosa y un camisón)
(El lobo devora a la abuelita y se pone su ropa)
(Llega el cerdito pequeño de los tres cerditos)
Cerdito: (golpeando la puerta) Soy el cerdito pequeño, quería hablar contigo abuelita, ¿puedo pasar?
Lobo: (pasándose por la abuelita) Pasa, está abierto.
(El cerdito entra deprisa)
Lobo: (voz de abuela) ¿Qué pasa?
Cerdito: (asustado) Pues… que hace unos días estaba en mi casa
y apareció el lobo y me tiró mi casita de paja, pero bueno, venía a avisarte que le pillé hablando por el móvil diciendo que últimamente venia por aquí y quería asegurarme de que no te pasara nada.
Lobo: (imitando a la abuelita, y haciéndose el sorprendido) ¿A si? Pues no sabía nada gracias por todo.
Cerdito: Bueno yo ya me voy que tengo que terminar mi casa que viendo el resultado de mi hermano me la hago de ladrillos ahora.
(El Lobo cuando vio al cerdito ya en le puerta se abalanzó sobre él y se lo comió)
(Caperucita llega a la puerta de casa de su abuelita)
Caperucita: (Golpeando a la puerta) Abuelita soy caperucita.
Lobo: (voz aguda) pasa, pasa hija mía.
(Caperucita entra, la mira durante unos instantes)
Caperucita: Abuelita, que ojos más grandes…
Lobo: (voz aguda) son para ver mejor…
Caperucita: Abuelita, que barriga más gorda tienes…
Lobo: (con voz aguda) Es de todos los pasteles que me traes y me paso el día tumbada, tengo que empezar un régimen enseguida…
Caperucita: Pues no te traeré tan a menudo. ¿Y esos dientes?
Lobo: (voz grave) ¡Son para comerte mejor!
Caperucita: (echando una excusa) ¿pero no estabas a régimen? Yo estoy muy dulce para ti.
(El lobo se la comió al instante)
(Un cazador que merodeaba por el bosque escucho unos gritos y se acercó para ver qué pasaba)
Cazador: (golpeando la puerta) ¿Hay alguien?
(se asomó a la venta y vio al lobo entro a la casa, entró y al ver que estaba dormido en la cama de tan harto que estaba, le abrió el vientre y se lo llenó de piedras)
(Al ver un cerdito se preocupó, y se lo contaron todo detalladamente)
Caperucita: (dirigiéndose a su madre y a su abuela) A partir de ahora no pienso volver a hablar con desconocidos y haceros caso.
Abuelita y madre: Bien hecho Caperucita.
Cerdito: yo ya me voy que tengo mi casa a medias.

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